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Altuna III, una final perdida y una lección aprendida

  • Foto del escritor: Borja Sarobe
    Borja Sarobe
  • 24 sept 2018
  • 2 Min. de lectura

El físico del delantero ametzketarra dijo basta en el cierre del verano tras una acumulación de partidos sobrehumana pero la derrota le permitirá regresar más fuerte tras el parón


Fuente: www.aspepelota.eus

La experiencia es un grado

Juventud y descaro van de la mano. En esta etapa de la vida nos creemos inmortales. Confiamos en que nuestro cuerpo es capaz de derribar cualquier muro y el corazón tiende a pesar más que la cabeza en nuestras decisiones. Además, la victoria refuerza nuestras convicciones. Cuanto más triunfamos, cuanto más vivimos en esa burbuja tan cercana a la plenitud física y mental más riesgo corremos de caer en el error de no saber cuándo parar.


Altuna III es el ojito derecho del gran público de la pelota. Representa el aire nuevo de una generación llamada a refrescar este deporte. Rápido, intuitivo, espectacular, ágil...Sus cualidades, así como la paleta de recursos técnicos con los que hace las delicias del respetable en cada partido le han encumbrado en los apenas cuatro años que lleva como profesional. Es campeón manomanista y del Cuatro y Medio con 22 años de edad y todo el mundo le reclama para sus respectivos campeonatos, ferias y festivales.

"Íbamos por el tanto 4 o 5 y he empezado a sentir dolor que ha ido a más y hemos tenido que parar", Jokin Altuna para ETB tras el partido

Fue en San Mateo donde el cuerpo del joven pelotari dijo definitivamente basta. No es un deportista proclive a las lesiones a pesar de su hiperactividad en la cancha y el gran esfuerzo que su liviano físico debe soportar para hacer frente a un calendario tan cargado como el del campeón. Sin embargo, la acumulación de partidos y la paupérrima recuperación entre ambos le acabó pasando factura al final del verano.


Fuente: www.aspepelota.eus

El verano es una época criminal para el físico


Jokin sintió molestias en el calentamiento de la final que se incrementaron a partir del tanto cuatro o cinco según sus propias palabras al final del partido. Su tesón y fuego interno le animaron a continuar a pesar de las recomendaciones médicas que le advirtieron del riesgo de que la lesión en su bíceps braquial fuera a mayores. “No puede seguir. Tiene que retirarse. Corre serio peligro”. Así expresó la situación Íñigo Simón, médico profesional, ante las cámaras de televisión cuando Altuna III intentó por tercera vez consecutiva seguir en el partido.


Una lumbalgia en el comienzo del verano avisó y esta rotura en el final de septiembre lo confirmó. El verano es una época terrible para el físico de los pelotaris. Acumulan una carga de partidos sobrehumana y la exigencia en todos es máxima por parte de público, empresa y ellos mismos, por supuesto.

Saber retirarse a tiempo es la mejor victoria posible

La rabia con la que Altuna III golpeó la pared tras anunciar su retirada de la final de San Mateo representa la impotencia de un deportista cuando su cuerpo dice basta. Pero la derrota en la final deja una lección que el Nº1 no olvidará. Un paso atrás para dar después dos adelante siempre es la mejor opción. Saber retirarse a tiempo es la mejor victoria posible.

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