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De Acarregui a Altuna III: así nació, murió y resucitó el Cuatro y Medio

  • Foto del escritor: Borja Sarobe
    Borja Sarobe
  • 4 oct 2018
  • 3 Min. de lectura

El campeonato por excelencia de los delanteros echará a andar este viernes un año más con el abanico de favoritos más abierto que nunca y la gran duda del vigente campeón

“Cárcel o prisión para delincuentes”. En el argot policíaco una jaula es un espacio reducido del que nadie puede escapar. Para intentar lograr la hazaña de huir se necesita un plan, pericia, destreza, habilidad, suerte y ayuda externa. Estos son los ingredientes necesarios para fabricar un cóctel perfecto que permite obtener la txapela como campeón de un torneo que crearon, enterraron y resucitaron las empresas para generar más beneficios.

Ningún navarro ganó el campeonato en su primera etapa

Fue en San Sebastián donde José Luis Acarregui venció 22-21 a Bolinaga en 1953 en el primer Campeonato del Cuatro y Medio de la historia. Vizcaya, Guipúzcoa, La Rioja y Álava. Acarregui, Soroa, Barberito I (en dos ocasiones) y Ogueta. La época moderna tiene tintes navarros, pero entre los pioneros de esta disciplina no hubo hueco para ellos.

La txapela estaba reservada para el campeón manomanista

De escuchar el bombardeo de Guernica a levantar el Cuatro y Medio. Acarregui, zaguero en sus comienzos, pero delantero reconvertido gracias a su habilidad en los cuadros cortos, no pudo llevarse la txapela como primer campeón. Por aquel entonces dicha distinción estaba reservada para el campeón manomanista. En una época donde era rutinario ver partidos atípicos en la actualidad donde en los desafíos se jugaba de todo y las modalidades eran mucho más variadas fueron las empresas de entonces quienes pusieron el germen de un campeonato que decidiese quién era el mejor delantero en los cuadros alegres. Un torneo corto, dos semifinales a doble vuelta y una final, que encumbró al vizcaíno hacia el altar de la historia de la pelota.


Fuente: www.aspepelota.eus

Tras la victoria de Ogueta (22-3) ante Barberito I en 1957 el campeonato desapareció. Las empresas decidieron desterrarlo y enfocar sus esfuerzos en el manomanista y en las parejas. Los más veteranos aluden a los partidos individuales como los encuentros cuya retina jamás olvida. Quizás por su carácter épico, por su ritmo vibrante, por la intensidad en los pelotazos o por la emoción de duelos que rellenan las páginas más gloriosas de la pelota a mano. Tuvo que ser en el frontón Ogueta, en Álava, donde se citaron dos de los pelotaris más importantes de la historia para protagonizar uno de los capítulos más importantes de dicho libro.

En el Ogueta de Álava se jugó el partido por excelencia del campeonato

Retegi II, en 1989, fue el primero en ganar el Cuatro y Medio tras 32 años con el trono vacante. Y fue el navarro quien estuvo en el frontón donde se disputó el partido más famoso en la disciplina de la historia. Un imberbe Titín III desafió a la autoridad para llevar al límite un choque donde se llevó a cabo el traspaso de poder entre dos leyendas de la pelota.


Elasticidad, habilidad, ingenio, valentía, inteligencia...Solo caben dos y solo puede quedar uno. La Jaula reduce las dimensiones para igualar fuerzas en un recinto único donde todo puede pasar. Hasta el gran favorito puede caer sin hacer un pésimo partido ante un rival en teoría inferior. Las sorpresas están a la orden del día en un campeonato que inaugura la temporada otoñal para hacer las delicias del aficionado a la pelota.


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