José Javier Zabaleta, el último superviviente
- Borja Sarobe
- 3 oct 2018
- 2 Min. de lectura
El zaguero de Aspe ofreció una exhibición en Soria donde se hizo con su cuarta Txapela del verano tras jugar cuatro partidos en cinco días

Una carrera de fondo
Soria puso el punto y final a una temporada estival que volvió a llevar, un año más, a los pelotaris hasta la extenuación. Acumulación de partidos, viajes exprés, recuperación ínfima, exigencia máxima, calor en los frontones...Condicionantes que aumentan el estrés de los jugadores con el riesgo que ello conlleva de una posible lesión. No obstante, así está fijado el calendario. Esas son las reglas del juego y todos saben a lo que deben exponerse si quieren ver sobrevivir a este deporte. Pero cuando los protagonistas entran al vestuario, se ponen el cinturón, se atan las zapatillas y salen a la cancha, la fatiga queda en un segundo plano.
Porque sino sería muy complicado explicar el excepcional rendimiento de José Javier Zabaleta en Soria. Después de sumar cuatro partidos en apenas cinco días, dos finales incluidas, el zaguero de Aspe venció en San Saturio de la mano de un Iker Iribarria que ha reconducido un año con muchos altibajos. Y es que no solo fue elegido el mejor pelotari de la Feria, también se llevó el 'título' honorífico de mejor guardián del verano.
Las tres grandes, la blanca en Vitoria y las semanas grandes de San Sebastián y Bilbao, se las adjudicó Zabaleta. Pegó, pegó y volvió a pegar. Dominador con la diestra, defensor con solvencia para pasar al delantero y realizar una transición dulce defensa ataque con la zurda y ágil de piernas para cubrir el 'txoko' a su delantero.

José Javier tuvo lunares en septiembre, San Mateo y la final del Masters Codere, donde quedó señalado por fallos impropios de su categoría e incluso se apuntó hacia Beñat Rezusta como su sucesor confirmado en el trono de la zaga. Sin embargo, el navarro recuperó su mejor nivel en Soria para afrontar un invierno donde el objetivo es evidente y alcanzable, revalidar el Parejas.
En el Navarra Arena su papel dejó frío al respetable. La exigencia, la presión y el cansancio del verano y de las semifinales ante Urrutikoetxea y Martija donde le llevaron al límite en un partido que duró 72 minutos y donde se dieron 666 pelotazos condicionaron su juego, ganó una pelota y tiró seis, en la final.
Pero en Soria tanto Imaz como Aretxabaleta, zagueros de Asegarce, sufrieron la 'ira' de un Zabaleta enfurecido y dispuesto a imponer su jerarquía en la cancha. En el último choque, donde fue el mejor, ganó tres tantos y falló dos en un choque que se fue a los 532 pelotazos en un espectáculo ofrecido por todos los contendientes que contribuyeron a poner un fantástico cierre de la temporada veraniega.
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